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Asertividad y vínculo afectivo.

¿Cómo superar el enamoramiento sin ver verrugas dónde antes veíamos preciosos lunares? ¿Cómo dejar de sacrificar nuestra vida en aras a evitar la soledad? ¿Cómo soltar lo que está acabado? ¿Cómo salvar una relación que se está desangrando por momentos?

¡Son tantas las preguntas que nos surgen alrededor de las relaciones de pareja! ¡Y tan pocas las respuestas fiables!

Pero también debemos admitir que todo es muy sencillo si no lo complicamos, y, por lo que se refiere al amor de pareja, válgame, Dios, si lo complicamos.

En mi opinión, toda relación saneada anda sobre dos patas: la empatía que me sintoniza con el otro, y la asertividad que me actualiza con el momento. Es decir, apoyo y confrontación, pero ¿En qué medida? ¿Dónde se encuentra el equilibrio?

Vayamos por partes: veamos qué valorar y qué evitar.

A valorar seriamente está la sintonía, la conexión que nos une a cuatro niveles: sexual, emocional, intelectual y espiritual. No es sólo decirnos si mínimamente funciona o no, sino preguntarnos ¿Qué peso/importancia tiene para mi cada uno de esos capítulos? ¿Es para mí la sexualidad un nexo clave? ¿Es lo espiritual o kármico un tema fundamental? ¿Hasta qué punto me afecta o admira el nivel cultural o social? ¿Qué predomina y qué sólo acompaña?

Pero no todo acaba ahí, también hay que evitar el caer en dependencia o apego ansioso (invasivo) evitativo (temeroso) o caótico (“Ni contigo ni sin ti”) para que toda esa teoría fluya en lo emocional. Y no basta con la voluntad, hay que preguntarse ¿Qué historial arrastro yo en ese aspecto? ¿Qué es lo que se me repite? O mejor dicho ¿Qué hago yo para que se me repita?

Y en cuanto a la asertividad, habrá que estimar si se da la suficiente sinceridad como para limpiar vínculo continuamente. ¿Hablamos frecuentemente de manera clara, directa y amorosa? ¿Hemos aprendido a evitar el “sincericidio” y los silencios pasivo-agresivos?

Reconocer el “idioma emocional” propio de mi pareja y adaptarme a él puede resultar algo decisivo. Pero hablar claro y decir NO sin culpa o SÍ con entusiasmo, también.

En resumen, si queremos ir más allá del enamoramiento y la dependencia afectiva, hay que saber lo que queremos, expresarlo con tanto amor como contundencia, valorar lo que se nos da y soltar lo que en el fondo bien sabemos que no es para nosotros. Ah! Y practicar, practicar, practicar…

PS. Por cierto, si estás en Barcelona no te pierdas la charla gratuita sobre este tema que doy esta misma tarde a las 19.00h en Lesseps, y/o infórmate sobre el Taller completo en el que trabajaremos en profundidad la teoría y práctica de la comunicación y el vínculo afectivo a partir del viernes 21 de octubre por la tarde.

Foto de Morgan Basham en Unsplash

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  1. Muy buen post Manuel. Creo que la experiencia anterior de otras relaciones tiene una importancia clave en nuestras relaciones actuales. En ocasiones, aparecen miedos inoportunos que nada tienen que ver con la relación actual pero inconscientemente aparecen como saboteadores. Estoy totalmente de acuerdo con las 4 patas a la que aludes y si se debilita una de ellas compensar con las restantes, en busca del equilibrio.