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Autoestima & Autoexigencia, he ahí la cuestión.

En el equilibrio entre autoestima y autoexigencia está una de las principales claves de una vida saneada. Piensa en ello, y te darás cuenta de que es así.

Resulta cuanto menos curioso, porque, como indica el prefijo auto, a priori ambas las fijamos nosotros mismos, pero todos sabemos que eso es pura fantasía. Ambas tienen raíces muy tempranas, difíciles de cambiar sin haber pasado por un serio proceso de autoconocimiento. Para cambiar esas dos “piezas” tan esenciales hay que dejar a un lado la cháchara social, los roles preestablecidos y adentrarse en un vacío oscuro hasta tocar herida parental.

Sólo cuando somos capaces de aceptar y sostener el dolor consustancial a la vida, el sufrimiento desaparece y se nos abre otro vacío, esta vez un vacío fértil que admite el cambio, la reconversión y el despertar. Desde ahí la prepotencia o la impotencia que minan la autoestima, y el perfeccionismo o pasotismo que prostituyen la autoexigencia desaparecen. Nace la capacidad de frustración y el esfuerzo equilibrado que alimentan sanamente la autoestima del adulto sin necesidad de halagos superficiales ni otras “vitaminas para estados carenciales”. Nace la satisfacción personal, la resiliencia, la capacidad de superación, y todo fluye en “autoregulación organísmica” como decimos en Gestalt.

No hay aislada penitencia ni abandono por inadaptación, hay aceptación y asertividad.

Aceptamos el reto de experimentarnos a nosotros mismos como una forma más de la energía de la vida (el Ki) Aceptamos practicar el Wu Wei y encontrar la acción en la no acción cuando lo que hay no está a nuestro alcance. Aceptamos no bloquear el curso natural de las cosas sino fluir con ellas, desapareciendo como protagonistas de las guerras que no van con nosotros. Acompasarnos con la naturaleza y trascender las fijaciones mentales (neuróticas) para volver a la suavidad del recién nacido. Volver a la simplicidad de lo espontáneo como expresión de algo más acorde con el Ser.

Pero todo ello sin renunciar en otros momentos a la asertividad de sabernos tan libres como responsables, de apostar voluntariamente por la amabilidad y el agradecimiento desde la humildad y la honestidad que nos confiere el haber tocado fondo, el saber respirar la contracción y la expansión, la autoestima y la autoexigencia como las dos caras de una misma moneda, sístole y diástole de nuestra vida sin ahogos ni apneas, sino en plena conciencia de lo que es nuestro aliento vital.

Photo by Jane on Unsplash

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