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Cómo cambiar de vida y no morir en el intento.

Ciertamente hay cambios que nos resultan más fáciles y otros más difíciles. La predisposición, que no el destino, juega un papel relevante y a tener en cuenta cara a la realización de nuestros propósitos, pero es bueno recordar que los genes no determinan nuestro futuro, sino nuestras áreas de más asequible oportunidad.

Como cita James Clear al final de su libro: “El agua hirviendo puede ablandar una patata, pero endurece un huevo. Tú no puedes controlar si eres patata o huevo, pero sí decidir si lo tuyo es apostar por un inmejorable acompañamiento o un nutritivo desayuno.”

Es decir, cuanto mayor sea nuestro autoconocimiento mejor será nuestra estrategia. No hay caminos universales, ni milagros intemporales, sólo algunas pocas conclusiones irrevocables para conjugar de la mejor manera posible eficacia y eficiencia:

  1. Si tu cambio viene dictado sólo por la moda, la cultura o la necesidad de acogerte a unos cánones o valores que en realidad no coinciden con los tuyos, el sacrificio inútil está servido. Sé honesto en tu porqué para el cambio.
  2. Si realmente quieres cambiar de hábitos y no fiarlo todo a una férrea fuerza de voluntad, debes comprobar primero que estás dispuesto a cambiar de actitud y de creencias en relación a ti mismo. Traducir esfuerzo en entreno es clave.
  3. La felicidad se encuentra entre el deseo y el disfrute. La felicidad llega cuando no hay urgencia por sentirte de manera distinta. La mayor amenaza al éxito no es el fracaso, sino la impaciencia. Y atajar camino al placer arriesga a una adicción de satisfacción decreciente.
  4. Existen un montón de facilitadores del cambio que en buena medida consisten en hacer más accesible y atractivo lo bueno, y más complicado y distante lo malo. Sería de tontos no aprovecharlos.

La excelencia es la combinación de eficiencia + eficacia o lo que es lo mismo de maestría (conocimiento teórico) y competencia (práctica repetida en sucesivas etapas) Es decir…

E = mc2

Excelencia = Maestría x Competencia2

= Maestría teórica, revisada x la Competencia práctica repetida. 😉

Foto de Nick Fewings en Unsplash

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  1. Al final se trata de decidir si romper el huevo y matar al pollito o que dejar que crezca el pollo que tienes montado en la cabeza… Muy acertada la imagen, Manuel.

    1. Eso, alienados como pollos asados, sin cabeza, pero dándole mil vueltas a las cosas. Haahah