Disfruta de la abundancia.
Marshall Rosenberg nos dice: “Cuando confundimos la necesidad con el deseo pensamos que eso sólo puede ser satisfecho por una persona determinada o de una manera concreta, y con ello nos limitamos hasta el punto de transformar la abundancia en escasez.”
Y yo me digo: “Cuanta sabiduría hay en esa frase!”
Todos tenemos nuestras propias debilidades, nuestras propias necesidades. Basta con repasar el anterior post “Imperiosa necesidad” para encontrar nuestros puntos flacos. Y está genial reconocerlos y expresarlos, porque mostrarlos libremente y sin expectativas evita el depender de la obsesión con nuestros deseos, antojos o arrebatos.
Y es que si no, la mente lo simplifica todo a un solo principio causal y a una única solución posible. Craso error. Empeñarnos en repetir algo que acabó su etapa, que ya no tiene sentido, nos aboca a un guion de vida de escasez y fracaso.
Dice el refranero “Cuando se cierra una puerta se abre una ventana.” Y así es, ese es el principio de la evolución y la fe en la abundancia. Asumirlo, entender que debemos actualizar constantemente nuestras aspiraciones, es la clave de la abundancia.
Si no puedo andar, mejor aprender a manejar la silla de ruedas.
Si no puedo ser feliz contigo, mejor abrirme a otras relaciones.
Si no puedo vivir sin tu aprobación, mejor me doy yo un notable.
Estés en la situación que estés reflexiona: ¿Qué hay de abundante hoy en mi vida? Céntrate en ello y aparca lo imposible.
Valora lo que tienes sin echar de menos lo que no tienes (o, aunque tú aparentemente lo ignores, no te conviene) y el Universo confabulará a tu favor. Es la magia de la vida. Cuanto más lo deseas menos lo tienes, porque la ambición ciega la convicción.
Y hay un ejemplo paradigmático de todo ello: ¿Cuántas parejas no podían quedar embarazadas y lo han hecho en cuanto dejaron de exigirse resultados y se abandonaron a un devenir divino?
Cuando dejamos de obsesionarnos por lo que NO tenemos y nos centramos en lo que SÍ disfrutamos, el deseo se transforma en disfrute y la escasez en abundancia porque nos dejamos guiar más por la confianza, la intuición y la alineación de las circunstancias.
Estar atentos a lo que nos está diciendo el cuerpo, la sensación y el sexto sentido nos abre a vivir en la abundancia. Pero lo dicho, hay que soltar el rígido deseo y estar atentos a lo que nos susurra la vida.
Foto de dominik hofbauer en Unsplash
Esta vez me parece un poco confuso el texto, reflejo de una mente que quiere difundir una idea y para ello no se priva de hacer exposiciones no relacionadas.
La idea: la abundancia. La abundancia ¿es per sé algo deseable? No siempre. Una abundancia de basura, de lesiones, o de mal: egoísmo, maltrato, crueldad, soberbia…
Entonces ¿por qué esa insistencia sobre ella? ¿Qué lleva al autor sentir esa necesidad de abundancia? ¿por qué la escasez incluso de lo bueno lo vive como una desgracia?
Esta mañana he escuchado esta frase de Bauman
“el amor es centrífugo y el deseo es centrípeto”
no sé si tiene relación o no, pero me apetecía compartirla
¡hasta la próxima!
Eso es, vivir en la abundancia es no privarse de nada, de nada que nos sea lícitamente accesible. Ya se encarga la vida de limitarnos el acceso a la omnipotencia, y bien está que así sea.
Por lo demás coincido con Bauman en muchas cosas, entre ellas la que tu citas. Y celebro que te permitas citarlo, porque ciertamente la relación con lo que cuento es un tanto accidental. Jjajaj.