El proceso de la presencia.
Hace ya más de quince años que se publicó “El proceso de la presencia” de Michael Brown. En su momento se puso algo de moda y yo la verdad es que tardé en leerlo. Cuando lo hice ya estaba en la 9ª edición.
Esta semana cayó en mis manos un pequeño resumen que me hice en aquel momento. Al releerlo me he dado cuenta de que sigue siendo el mejor manual práctico detallando lo que es un proceso, un paseo por etapas, al despertar en el presente. Si “El poder del Ahora” de Eckhart Tolle te robó el corazón “El proceso de la presencia” te hará estallar el cerebro.
Pero si no estáis por la labor de leer las 426 páginas del libro, os paso mi “chuleta” de 125 palabras resumiendo los diez principales aprendizajes que hice leyendo este libro…
- Responsabilidad es libertad. Decido ser causa y no efecto.
- Observar es desvelar. Reconozco mis reflejos en el mundo. (y las atracciones que estos generan)
- Descubrir es despertar. Me rebelo frente a mi patrón emocional recurrente.
- Madurar es esperar.Dejo que mi atención compasiva haga pacientemente su trabajo, a su ritmo.
- Querer es abrir.Abrazo amorosamente al niño que llevo dentro.
- Aceptar es curar.Hago crecer el rango de mi experiencia vital aceptando la parte de misterio que hay en la vida.
- Respirar es inspirar. Respiro y contagio mi energía.
- Compasión es comprensión.Sé que la paz, la luz y la dicha están en mí (y en ti) Sólo hay que liberarlas.
- Dar es recibir. Invito a la alegría.
- Buscar es encontrar. Soy Unidad.
Estas son las “piedrecitas blancas” que según Michael Brown nos marcan el camino al despertar de nuestra presencia al amor incondicional. Ese amor que parte del saber que nos lo merecemos todo, no por hacer, sino por ser, y que se basa en entender que no hay como dar para recibir.
Todo lo demás es Karma, fatigosa herencia. Si quieres ahondar en esta reflexión sobre nuestro universal anhelo de ser vistos y acogidos sin dudas ni preguntas, te propongo para acabar tres preguntas clave:
- ¿Cómo conseguiste de pequeño atraer la atención y el cariño de tus padres?
- ¿Qué tipo de relación, qué patrón de pareja, mantenían ellos?
- ¿Cómo se comportaban con tus hermanos y contigo?
Muchas veces la respuesta a estas preguntas esconde en el fondo la inquietud que nos lleva desde la carencia a la errónea búsqueda de un idealizado amor incondicional vacío de generosidad, al que creemos tener derecho, pero que es falso en esencia.
Todo lo demás es Dharma, camino a la abundancia.
Foto de Timon Studler en Unsplash