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El punto de la i.

Dado que no nos cansamos de repetir que la felicidad no hay que buscarla en el resultado sino en el proceso, parece que el secreto deberá estar entonces en aprender a capear los contratiempos transformando la triste resignación en gozosa aceptación.

Siguiendo el guion del ciclo contacto-retirada de la Gestalt, me dispongo pues a desgranar seis preguntas, seis pasos, que a modo de piedrecitas blancas nos pueden orientar en el camino de “vuelta a casa”:

  1. Presta atención. ¿Cómo te sientes? ¿Qué se te mueve frente a esa situación, comportamiento o persona?
  2. Ponle conciencia. ¿Es algo que se te repite? ¿Hay ahí un cierto patrón reactivo? ¿Te conecta con algo por ti ya conocido?
  3. Mira dónde pones la energía. ¿Qué haces con lo que sientes, con lo que te está pasando? ¿Tragas y reprimes? ¿Enfrías y disimulas? ¿Explotas y te arrepientes? ¿Expresas y calmas? ¿Ventilas y sonríes?
  4. Practica la mirada fenomenológica. ¿Puedes ver fríamente cuales son los hechos y que papel juegan las interpretaciones? ¿Puedes sostener la emoción, asumir la responsabilidad y estudiar qué haces tu para “merecer” esto?
  5. Aprende a disfrutar del camino. ¿Tienes suficiente paciencia como para entender que la maduración requiere tiempo, que no hay mal que cien años dure, y que tanto lo bueno como lo malo es temporal y circunstancial?
  6. Déjate en paz. ¿Reconoces el poder de la alternancia? ¿Entiendes que no puede haber nada cómodo sin lo incómodo? ¿Sabes integrar tus polaridades y verte tanto a ti como al otro en tu y su dificultad?

¡Bravo! Si tus respuestas han sido positivas a buen seguro estarás en la senda de la “autoregulación organísmica”, muy cerca de lo que llamamos el punto de la indiferencia creativa. Mmm… el punto de la i, ese punto dónde ocurra lo que ocurra, interfiera quién interfiera, nada ni nadie perturba tu aliento. Autoestima y autoexigencia están en paz.

Anclados en el presente, con una mente zen, mente de principiante, la curiosidad es incentivo de la creatividad, la atención es preludio de conciencia, y la conciencia base de la acción. No acción-reacción, sino acción-satisfacción, sea cual sea el momento, sea cual sea la situación. Sólo felicidad y agradecimiento por poder acoger la vida tal y como es.

No sé si es el nirvana, pero se le parece. En cualquier caso, no perdamos de vista la casilla de salida: lo importante es el camino, no la meta. ¿Vamos bien para avanzar hacia allí?

Foto de Chaitanya Tvs en Unsplash

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