Emoción
Emoción esa es casi siempre la cuestión. Ya sabemos que sin emoción no hay acción, pero también es bueno señalar que las creencias tienen una base emocional. Sólo creemos en aquello que en el fondo nos conmueve.
En cualquier caso, sin sacudida emocional no hay decisión ni punto de inflexión para el cambio.
Si queremos motivar, mover y conmover con nuestro discurso, hay tres principales elementos a tener en cuenta para triunfar en esa sacudida:
- El trabajar un hilo narrativo engancha. Bueno es recordar aquí el poder del cotilleo/la anécdota, ya que está en que en la base del 65% de nuestras conversaciones cotidianas.
- Confrontación. La alerta se sirve en crudo y fría. Y lo breve si bueno, doblemente bueno. Sorprender por lo directo invita a escuchar y matizar a continuación.
- Dramatización. Reza el refrán: “No lo digas, vívelo” El tono, la expresión, la escenificación… lo son caso todo. Piensa cuanto tiempo le dedicas a estructurar los contenidos y cuan poco a estudiar cómo vas a exponerlos.
En ese sentido debemos tener presente que la “cápsula emocional” debe repetirse a lo largo del discurso y sobre todo al principio y el final de este. Como nos recuerdan los más sabios oradores, la moraleja es esencial.
Pero bueno, dicho esto, tampoco hay que olvidar que en algún momento “Hay que enseñar las facturas” (las pruebas, los datos, las confirmaciones, los testimonios…) Frase que hizo famosa Whitney Houston cuando se la acusó de haber gastado más de 700.000,00 dólares en drogas y, irónicamente, contestó: “Eso es mucho dinero. Quiero ver las facturas.”
Y es que en la era de la post verdad más que nunca debemos tener muy claro que una mentira repetida no es una verdad, pero daña seriamente la credibilidad. Yo siempre me pregunto ¿Cuántos tweeds ignorantes resiste la credibilidad de un experto?
En resumen, la emoción mueve el mundo, mover y conmover forma parte inevitable de esa dinámica vital que nos lleva diariamente a tener que enfrentarnos a la resolución de cada uno de los problemas o conflictos cotidianos. Pero ojo con el abuso o el uso malintencionado de ese arsenal atómico que es la emoción humana, porque en la era del algoritmo y la manipulación no hay que “comprar” nada sin que se nos muestren “las facturas” (pruebas, datos, testimonios…) Ya que sin ellas “vivimos en negro”.
Foto de Vanilla Bear Films en Unsplash
¡Manuel!
¡Qué estimulante resulta leer tus artículos!, especialmente cuando discrepo ya sea por contenido ya sea por orientación…¡vitaminas para mi cerebro!
Conseguir que el mundo se deje dominar por las emociones supone dominar el mundo, pero ¿es verdad que a la persona la gobiernan inevitablemente sus emociones?
Las emociones son reacciones a lo que ocurre, y aunque no controlemos lo que las causa sí está en nuestra mano acogerlo y ordenarlo, para evitar que aquellas nos dominen. Por encima de las emociones están la inteligencia y la voluntad, que nos ayudan a razonar, teniendo en cuenta lo que nos transmiten las emociones, y a poner por obra lo razonado. Es la voluntad lo que ha de construir nuestra vida, no los impulsos. El fin de mi vida es lo que quiero no lo que siento, teniendo en cuenta que las emociones pueden acompañarme o bien obstaculizarme en mi proyecto de vida.
La publicidad, la venta, especialmente en los últimos años, se orienta a las emociones, ya no nos vende las cosas por lo que son sino por lo que nos dicen que conseguiremos si los compramos (desodorantes que nos harán triunfar no que simplemente evitan que olamos mal, agua que nos hace sentir fantásticos, pero no porque sacia nuestra sed…venden experiencias emocionales, no los productos por lo que son.
Son de temer los cambios causados por las emociones, ¿son para hacernos mejores personas? ¿cuánto durarán? , por otra parte qué complicadas resultan las comunicaciones, las relaciones, cuando las emociones nos rigen, pudiendo llegar a desaparecer. Cuando no puedes atenerte a lo que ves, cuando has de ir con pies de plomo para no ofender a alguien porque te diriges a esa persona dando por supuesto que es lo que parece pero resulta que se siente cosa diferente y lo has ofendido, cuando hay leyes que invierten la carga de la prueba, y has de demostrar que no has ofendido o intentado ofender, cuando eres Jordan Peterson y te condenan a hacer un curso de reeducación para poder seguir dando clases en la Universidad porque te has negado a tratar a un hombre como mujer o viceversa, cuando se niega que existe una realidad externa a nosotros…
Por último, es posible que haya creencias que tengan una base emocional, lo desconozco, pero la búsqueda de la Verdad, per sé, es racional, es el intelecto el que nos lleva a ella por su propio contenido.
Hasta pronto, besos
Por
Lo mismo digo, Meri. Estimulante me resulta tu lectura. Y me encanta coincidir en lo que coincidimos (que no es poco) y discrepar en el que discrepamos (que puede a veces ser fundamental)
En cualquier caso. un placer leerte.
Gracias por seguir ahí.