Skip links

Escucha

Escucha, atiende y vencerás. Nada empatiza más que conectar con la necesidad, con la carencia o el dolor del otro.

Pero la escucha empática no es fácil ni inmediata, implica:

  • Atender y no interrumpir para poder captar “desde dónde” me está hablando el otro.
  • Contacto visual para que el otro se sienta no sólo escuchado sino también “visto”, atendido.
  • Resonancia empática, lo que supone preguntar para comprender exactamente de qué me está hablando, qué es lo que necesita el otro.

Y es que la escucha empática no niega una actitud crítica. Escuchar no consiste en abrir el paraguas o dejar pasar la tormenta, sino en atender a lo que está sucediendo, lo que está pidiendo el otro. Y eso nos puede llevar al interés en aclarar:

  • Confusiones. Errores o evidentes falsedades.
  • Contradicciones.
  • Concesiones. Ok a las acciones o propósitos expuestos, pero no a las acciones o medios interpuestos. Puedo “conceder el tanto”, pero también “invalidar la jugada” o incluso abandonar el partido en un “Me vences, pero no me convences.”.

En cualquier caso, antes de caer en el “sincericidio” siempre nos queda el recurso del sentido del humor que no el sarcasmo. El sentido del humor aligera, relaja, relativiza y nos permite conectar sin tantos filtros o defensas.

Además, la risa nos hace más humanos, nos permite descubrir nuestra sintonía de base con nuestro interlocutor y eso se recuerda más que el argumento más contundente.

Pero ojo también ahí en confundir la astucia con la estulticia.

  • Sí a la autocrítica. Ríete de ti mismo.
  • Sí a la espontaneidad. Improvisación. La frescura es un punto.
  • Sí a la expresividad. Confía y no insistas. Dramatiza si funciona. Olvídate si cae en saco roto.

Pero…

  • No te metas en camisa de once varas. No entres en polémicas innecesarias.
  • No te pases de la raya. No abuses. Todo exceso castiga.
  • No te quedes a medias. Entrena formatos y extensión.

La excelencia está en el equilibrio y la oportunidad, pero sin previa conciencia y preparación ya puedes prepararte para el fracaso.

Y es que sin escucha nadie te escuchará.

Foto de Vincent van Zalinge en Unsplash

Leave a comment

  1. ¡qué diferente es una conversación cuando lo que escuchas es algo que no esperabas!, en el ámbito profesional con el cliente es cada vez más difícil que eso suceda…según la temática son calcos unos de otros…luego están las otras conversaciones …

    me gusta lo de darle un toque de humor, aunque no es mi fuerte

    Convencer, ¿al oponente o a los otros presentes?. Tengo la impresión de que a menudo se trata más de lo segundo que de lo primero, especialmente cuando los que conversan están previamente convencidos de su posición. A Dante Urbina se lo he oído decir en más de una ocasión, cuando participa en un debate su objetivo no es convencer al contrario, es convencer al público.

    Luego está cuando estamos en el otro lado, aquellos a los que toca ser convencidos. Igual que en el caso anterior, si tenemos los términos claros, y el tema es de nuestro interés, por mucho humor que haya, no pasará. A veces resulta difícil entender el motivo que lleva al otro a intentar convencernos, y eso es lo que me ocurrió ayer conversando por teléfono con un amigo.

    en cualquier caso, interesante e instructivo artículo

    1. Gracias Meri.
      Cuando convencer no es sinónimo de vencer (o hacer proselitismo de nada) sino de exponer aunque sea sin dejar de intentar suavemente persuadir, escuchar es entonces para mi un verdadero placer.
      Feliz verano!!