La autoestima bien entendida no es vanidad, sino capacidad para sostener la incomodidad. En este sentido, la autoestima es el combustible que permite abrir brecha y no entrar inmediatamente en modo reactivo.
Entonces, luego, sin carga de juicio, la vida se torna puro aprendizaje.
La clave para saber si lo que respondemos es reactivo o inclusivo radica en ver si lo que expresamos en verdad sirve o no para el aprendizaje mutuo, para una mayor toma de conciencia por ambas partes. Pero cuidado, no desde una perspectiva unilateral, sino desde la obviedad de lo que queda como emoción resultante por ambos lados.
Cuando algo nos toca, nos mueve a una reacción airada, probablemente sea porque resuena con algo que nosotros tenemos en sombra.
Cuando hay un rebote de “injusticia” es porque hay juicio, y esa rabia inmediata no debe confundirse con la que se fragua en la repetida y generalizada sinrazón. Esa rabia que se despierta furibunda en el momento sólo aparece cuando estamos en modo reactivo.
La sensibilización frente a estos accesos de desastrosas consecuencias no es fácil y es bueno legitimar el proceso de cada uno, porque cada uno arrastra unos marcajes parentales que le son propios e imponen distinto ritmo.
Gestionar bien la rabia es todo un camino, veamos pues un posible mapa GPS de orientación para salir más airosos y menos airados:
Abre brecha. No saltes a rebatir.
Deja trabajar al silencio. Dale espacio.
Escucha mucho. No hables. No gesticules.
Escucha con el corazón abierto. Mírate qué te pasa a ti con ese tema.
¿Qué resonancias infantiles, parentales, te trae?
¿Cómo he introyectado yo de pequeño lo correcto e incorrecto frente a este conflicto?
¿Cómo concibo yo lo que está bien y lo que está mal en relación a esto?
¿Qué herida mía subyace en lo que se está planteando?
¿Qué personajes, parentales o no, se me mueven en el teatrillo de este “drama”, de esta “tragedia”? ¿Con qué y con quién me conecta esta escena?
¿Qué puedo hacer para airear y sanear un poco esa herida?
¿Puedo hacerlo ahora mismo? ¿Necesito tiempo para cuidarme antes de entrar en vereda? ¿Qué o quién me niega el permiso para esa espera?
Mmm… déjate sentir. Date cuenta. Date permiso. Date espacio.
Y luego, sólo luego, podrás hablar sin ruido.
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Manuel, primero Gracias por estar en mi grupo de formación, es un placer tenerte y recibir tu sabiduría.
Por otro lado decirte que efectivamente el modo “reactivo” nada más que trae más reacción, es un bucle que se retroalimenta.
Es todo un camino tomar conciencia y mirar cuando surge esa necesidad de juicio. En mi caso es todo un aprendizaje pues mi modo reactivo está arraigado adentro y a veces si tan siquiera veo por dónde viene.
Gracias por compartir
Gracias, Oscar.
Coincido plenamente contigo en que no es nada fácil liderar la vida desde una mejor gestión de le energía que nos ha sido regalada.
Pero, en eso estamos ¿no?
Gracias por comentar. Gracias por compartir camino. Un abrazo.
Hola Manuel,
Como eneatipo 1 lidio a diario con la rabia, nada fácil de llevar y controlar. En circunstancias es reactiva al instante pero en la gran mayoría de ocasiones que no puede estallar por asombro y falta de reacción, esa rabia se vuelve mi contra.
Un saludo
Susanna
Gracias Susanna por entrar en comentario.
Bien sabes tú que la fijación del Eneatipo 1 es la formación reactiva (que invita a la proyección o a la retroflexión, como parece ser tu caso)
Bienvenida al club! Yo, aunque me considero un 7 en lo más nuclear, tengo mucho de 1 social (inadaptado) y por lo tanto también me resuena lo que comentas.
Gracias por estár ahí. Gracias por abrirte a hablar. Un abrazo.
Hola Manuel,
Disfruto leyendo tus artículos, y todavía más comentándolos, pues ello me obliga a documentarme y aprender, así como darme cuenta de que, ocasionalmente, tengo una idea errónea de conceptos, tal es el caso de lo que significa ser reactivo o entrar en modo reactivo. Lo primero que me ha venido a la mente es una reacción emocional, sincera y cargada de ira, ante eso que “nos toca”, para luego descubrir que se trata de justo lo contrario, más bien un disimulo, un ocultamiento de las propias ideas para evitar el conflicto, ¡vaya!. Entonces me doy cuenta de que el problema es otro, la rabia se despierta pero no se manifiesta, el reactivo al evitar el conflicto, real o imaginario, calla y parece que acepta una visión de las cosas que pugna contra sus ideas y contra su propio ser.
Acertado que es con una alta autoestima como se puede transformar ese modo reactivo en proactivo, dando lugar a la desaparición de la rabia, incluso a que no se genere. Escuchar es esencial en este camino, pero la mejor e indispensable arma es saber. Formarse, informarse, documentarse, interiorizar los argumentos que sostienen esas ideas que el reactivo, mientras permanezca en ese modo, no se atreve a expresar, y junto a ello tomar conciencia clara de su validez, por muy minoritarias que sean. Es muy curioso cómo está de extendida la admiración por aquellos que, en la ficción, se enfrentan al grupo, en solitario o con el apoyo de muy pocos, para luego en la cotidanidad no incurrir en aquello que no vaya con el grupo.
Entender por qué en relación a esas cuestiones vemos lo correcto o incorrecto, lo que está bien o mal, puede ayudar, pero la mejor herramienta para evitar entrar en modo reactivo se halla en el convencimiento sustentado en una sólida argumentación racional.
Espero tus comentarios my dear 😉
Feliz de atender tus siempre estimulantes reflexiones, Meri.
Adivino en ellas que mis post son para ti como pequeños retos de debate, de incentivo intelectual, y en ese juego me reconozco, me reflejo y me regocijo, pero mi ambición (posiblemente desmesurada) no acaba ahí. Déjate sentir a nivel personal, más allá del concepto y la esfera ideológica. No todo acaba con la ciencia, la política, la economía y el argumento. Dale un espacio a la persona, al individuo, a la cotidianeidad.
Sin emoción, intuición, fe y creatividad, sin error, equivocación y paciencia no vamos a ninguna parte, sólo queda teoría, rigidez, inmovilismo y zona de confort o disconfort (ambos dentro del “sistema de masas”)
Más allá de tus indudables saberes y conocimientos, lo que más me gusta de ti es que eres luchadora, inadaptada e inadaptable, rebelde e inconformista, y esa energía que te da la rabia es un enorme regalo, no lo malgastes en elucubraciones ideológicas ni personales resentimientos.
Tú tienes madera de cambio y eso no se puede desaprovechar con inútiles y desesperados aislamientos ni anacrónicas cruzadas. Mira qué emoción te lleva y te impulsa, porque los argumentos ya los dominas. Habla desde tu necesidad proactiva, y no desde la exigencia reactiva, y… mi alma será salvada. Love you sweetheart.
Retiro con sobrinos este fin de semana.
Le enseño a escuchar a los árboles cuando los abrazan.
Les pregunto qué te han dicho.
Ellos dicen, el menor me ha dicho que no tenga miedo, y el mayor después de abrazarlo estoy en una família que me aman.
Ellos supieron escuchar la voz interior y pacificar su mente que antes estaba en ese estado que explicas de revolución con el todo.
Mmm… precioso Elena.
Así es. Escuchar con el alma y hablar sin ruido nos abre también a oír lo que no requiere palabras y expresar lo que no tiene nombre.
Gracias por tu luz.