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Zen

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El punto de la i.

El punto de la i.

Dado que no nos cansamos de repetir que la felicidad no hay que buscarla en el resultado sino en el proceso, parece que el secreto deberá estar entonces en aprender a capear los contratiempos transformando la triste resignación en gozosa aceptación. Siguiendo el guion del

No te preocupes.

No te preocupes.

Nada excita más la preocupación que la insistencia en decirnos que no nos preocupemos. ¿Será por aquello de “Excusatio non petita, accusatio manifesta”? ¿Será por falta de credibilidad, o simplemente por nuestra doliente capacidad anticipatoria negativa? Sea como fuere, la cosa es ¿Cómo podemos dejar

¿Te acuerdas?

¿Te acuerdas?

¿Te imaginas qué pasaría si perdieras la memoria por completo? No saber lo que te gustaba y lo que no, lo que creías cierto y lo que no, lo que te identificaba con tu nombre y personalidad… y lo que no. Estamos convencidos de que

La trascendencia horizontal.

La trascendencia horizontal.

Cada día que pasa siento mayor aversión a las idealizaciones. Y es que de las idealizaciones nacen las ideologías y su “consecuente” proselitismo, pero también las expectativas y su “consecuente” desengaño. Es un pez que se muerde la cola. Vivir en la desazón nos lleva

El mar no tiene puertas

El mar no tiene puertas

Si bien es cierto que cuando hay vocación la convicción es obligada, y, consecuentemente, el esfuerzo debe estar presente, en la mayoría de las ocasiones, la lucha encarnizada es un absurdo despilfarro del ego. Me explicaré. A falta de un dictado en firme de nuestro

Enamorarnos de la vida
Enamorados de la vida.

Enamorados de la vida.

Releía este verano a Irvin Yalom en Love´s Executioner contando cuán difícil es tratar a un impaciente enamorado. Y es que es cierto, hay en la terapia un instinto asesino de esa fantasía amorosa tan placentera, porque el tema va de perseguir la autenticidad, y

Vivir en la abundancia.

Vivir en la abundancia.

Hay muchas palabras y frases que de tanto usarlas van perdiendo su sentido original y se tornan, no un mantra, sino una cantinela intrascendente. Así ocurre a mi modo de ver con el amor, con el “Te quiero”, con el “Vivir el presente, el aquí