Efecto espejo
Mucho se ha hablado del efecto espejo y de trabajar sobre sus virtudes, pero a mi entender, como tantas y tantas otras veces, se ha trivializado y desdibujado su potencial sanador.
Y es que podría decirse que el trabajo con el efecto espejo es una herramienta terapéutica de primer nivel, aunque en el fondo se trate de un simple ejercicio basado en poner en conciencia la tendencia del ego a proyectar lo nuestro (sea positivo o negativo) en el otro y ver hasta dónde podemos llegar en sacar aprendizaje con todo ello.
Pero vayamos al tajo, que la práctica personal lo es todo…
- Piensa en alguien que te moleste, te enoje o te enfade.
- Reflexiona qué es exactamente lo que te molesta y resúmelo en un calificativo, una sola palabra “Es que él/ella es…” Fijémonos que el ego nos empujará a contar toda una historia “para que se me entienda” pero que en el fondo es “para justificar” “para que “el mundo entienda” y sobre todo “me dé la razón”
- Pregúntate en completa honestidad: ¿Hago yo lo mismo o justo todo lo contrario? ¿En algún otro ámbito hago yo algo parecido o algo totalmente opuesto? ¿Lo puedo reconocer en mí?
- Sigue indagando: ¿Qué hago yo en exceso o en defecto para que esto se repita en mi vida? ¿Qué hago yo, dónde me coloco, para “merecer” esto?
- Continua: ¿Qué “sutiles beneficios” me procura este juego, esta dinámica? ¿Dónde y cuándo aprendí a “jugar” así? ¿Qué es lo que me permite hacer o justificar? Y por otro lado ¿Para qué hace esto la otra persona? ¿Qué necesidad encubierta esconde también su conducta?
- Ahí radica el transito esencial entre el mundo de la culpa y el de la responsabilidad. Ahí está el mayor “secreto” para nuestro crecimiento y maduración personal:
- Cuestionar ¿Lo puedo reconocer en mí?
- Perdonar ¿Lo puedo perdonar en mí y en el otro? El pretendido error del otro no es más que una imagen especular de mi herida.
- Actualizar ¿Lo puedo cambiar? Corregir mi actitud, mi creencia y mi hábito admitiendo mi vulnerabilidad, mi humanidad, sin tener que demostrar un perfecto control de todo.
- Agradecer ¿Soy capaz de agradecerlo? Sentirme agradecido por el dilema que me ha mostrado mi camino de mejora. El agradecimiento ayuda a naturalizar la luz que hay en ti y dejar de normalizar la oscuridad que proyecta el ego en todo lo que nos rodea.
Y en todo caso recuerda, en el inconsciente no hay otro. Si tú no te das permiso para perdonar y perdonarte tus excesos y/o defectos, no dejarás de encontrarte espejos que te recuerden tu asignatura pendiente.
¿Qué opinas? Dime si te ha resultado útil. Necesito saber de ti. Cuéntame.
Foto de Fares Hamouche en Unsplash
Una posibilidad, muy probable, es que mi mente limitada no llegue, pero no veo la relación entre los cinco primeros puntos y el sexto, es decir, ¿a qué viene los de la culpa y la responsabilidad? ¿dónde está es ahí del que hablas del tránsito de una a la otra? No soy capaz de ver la conexión entre lo de que, resumido, lo que nos desagrada en los demás sea lo que nos disgusta de nosotros, y la culpa y la responsabilidad.
Voy a estos último, pues pienso que es el tema central del artículo, aunque no se exponga con claridad.
Me pregunto ¿por qué este rechazo a la culpa? Sentirse culpable permite no sólo asumir la responsabilidad de las consecuencias de lo hecho y darnos cuenta de que fallamos, no sólo falla el otro, y ello nos ayuda a entender mejor al otro, lo que hace y el motivo. Además nos habilita a pedir el perdón del otro, y nos lo dé o no, sólo el pedirlo, con lo que implica para el otro, nos libera.
Para mí ser capaz de sentir culpa por algo de lo que sea culpable me lleva a pedir perdón al ofendido y eso me trae paz.
La culpa está en el ámbito de la moral, y la responsabilidad en el de asumir las consecuencias del daño, o el fallo. Si ofuscada golpeo a alguien y le hago daño, siento culpa por el daño que le he hecho y asumo la responsabilidad de mi acto: tendré que resarcirle por el daño, puedo ser sancionada…pero lo que me dará paz será pedirle perdón y recibir el perdón si la otra persona quiere dármelo.
Ceo que es un tema que tiene miga y que podría dar para una larga charla
Cierto. Estoy contigo en que es tema capital y daría para larga charla.
La culpa es concepto moral (muy vinculado a la virtud y el pecado…) y la responsabilidad atiende a una ética mucho más mundana.
El debate a mi entender se centraría en que la culpa solo baquetea entre el resentimiento y el perdón, mientras que la responsabilidad habilita una vía de integración y aprendizaje en la que en lugar de víctimas y culpables hay libres oportunidades de aprendizaje.
Pero sí, es un debate que, más allá de la retórica, invita a la profunda reflexión.