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Placer vs. Disfrute.

Nos han robado el disfrute. Nos han robado el disfrute y nos han hecho adictos al placer.

Reconozco que en ese grito me domina la rabia. Ciertamente no todo es culpa de la sociedad de consumo, nosotros también tenemos mucho que ver en ello, pero como es habitual, lo primero que emerge es el echar pelotas fuera.

Dicho esto, toca explicarme. Como ya demostró el Doctor Robert Lustig, neurólogo de la Universidad de California, en un mal hábito, lo que popularmente conocemos como un vicio o una adicción, lo que ocurre es que hay más placer que disfrute. Y es que el placer, entendido como puntual satisfacción de una apetencia o deseo acaba por repetición saturando la neurona, con lo cual, necesitamos cada vez mayor estímulo para idéntico bienestar. Mientras que, en el disfrute, en esa sensación más vinculada al proceso de alegría que precede y procede de la ilusión y el deseo, optimizamos el “rendimiento” de ese mismo estímulo.

Quizás más claro con un ejemplo:

En mi niñez, uno empezaba a escribir la Carta a los Reyes a finales de noviembre, principios de diciembre. Ello suponía toda una preparación: elección, selección, concreción y formalización por escrito. Pero sobre todo ilusión, una ilusión que, con altibajos, se mantenía hasta que empezaban las vacaciones de Navidad, con un Papa Noel que ya auguraba cosas buenas y que nos ayudaba a sostener esa tensión hasta el día de Reyes.

Mmm… ahí llegaban los regalos, pero pronto acababa la dicha puesto que a los pocos días había que volver al cole y la ilusión por jugar con ellos se mantenía hasta el fin de semana y más allá.

Hoy, tenemos el Black Friday justo en esas primeras fechas (qué casualidad) Dicho y hecho, la ilusión y el placer, la petición y obtención ya son todo uno. No hay tiempo para el disfrute. Una vez tenemos lo que deseamos, pasamos a desear lo que no tenemos. Está claro que si los Reyes fuesen nuestros padres no permitirían eso: expectativas hiperidealizadas y prontas decepciones generalizadas.

En fin, lo dicho, no dejes que el placer te niegue el disfrute, que el placer del gol te ciegue el disfrute del futbol, que el placer del orgasmo te prive del disfrute del sexo… y así sucesivamente.

Foto de Rae Tian en Unsplash

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  1. Bastante de acuerdo con el análisis, y con que la responsabilidad es nuestra en este y en otros temas. El placer y su satisfacción inmediata, qué útil resulta para esclavizarnos…tan ligado a la asunción como máximo exponente de nuestra época del “tengo derecho” para reclamar cualquier cosa. Como decía CS Lewis, el derecho existe cuando otro tiene una obligación, impuesta por una norma legal o convencional. Pero no tengo derecho a que me amen, o a ser feliz, o a tener éxito…

    Estoy muy harta de este hábito de echar las culpas a los otros, a la sociedad…se quiere, se exige en realidad, libertad sin responsabilidad, así se reniega de la libertad, pero ¿qué es la libertad?,

    Acaba de empezar la Cuaresma, estupenda ocasión para hacer examen de conciencia, reflexionar sobre lo que hemos hecho, lo que hacemos, lo que queremos hacer y cómo queremos ser, asumir la responsabilidad de nuestras acciones y en uso de nuestra libertad, impulsada por la pasión y guiada por el entendimiento hacer lo bueno, que lo es objetivamente, y que todos lo conocemos, aunque ahora pretendan algunos llamar malo a lo bueno y bueno a lo malo.

    Hasta otra

    1. Qué alegría ver que estamos plenamente de acuerdo en algo. 😉😂
      Pues sí, yo también creo que no hay libertad sin responsabilidad y viceversa.
      Y sí, también coincido en que hay en lo bueno algo muy genuino, universal e intuitivo para lo que en realidad no hacen falta tantas normas e imposiciones que sólo actúan en menoscabo de esa conciencia de libertad tan necesaria para sentirnos responsables.