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Constelaciones y Eneagrama

Las Constelaciones familiares o sistémicas junto con el Eneagrama son las dos golosinas más atractivas tanto para el público como para el terapeuta novel. Ambas aluden de forma directa o indirecta a ese componente mágico que a todos (o a casi todos) nos fascina.

Pero precisamente por ello se han tornado dos herramientas de peligro ya sea por retraumatización o por rígida clasificación de estereotipos.

Procede pues aclarar el sentido y utilidad de ambas.

En primer lugar, poner de manifiesto que Constelar no es hacer proceso ni terapia, sino recurrir a una herramienta, un método, de probada solvencia cuando se dan las condiciones oportunas para “abrir el campo” y atender a posibles caminos de integración que hasta la fecha habían sido ignorados o negados.

Es decir, Constelar en el mejor de los casos será una experiencia que marque un punto de inflexión en la cicatriz de una herida, en el cierre de un diálogo pendiente o en la recolocación de unos roles no sanamente asumidos al abrir un mapa alternativo de vínculos al que dábamos por cierto e incuestionable.

La Constelación pasa por varias fases, no necesariamente sucesivas.

  • La inclusión de personas olvidadas, odiadas o menospreciadas que aparentemente han estado en un segundo plano, pero que en realidad, a nivel consciente o inconsciente, han jugado un rol determinante en la dinámica familiar o sistémica en cuestión
  • La reordenación de posiciones (o roles) que malogran el discurso fluido y natural de la vida. Los Ordenes del Amor que habla Bert Hellinger pretenden “corregir” abrogaciones que no corresponden (parentalización de algún@ hij@ que asume el rol de padre o madre, triangulación de afectos con hijos que contrariamente asumen o quieren asumir el rol de pareja…)
  • La asunción de equidad o naturalidad en el intercambio relacional. No podemos estar por arriba ni por debajo en una relación de adulto a adulto, ni de forma imperativa o manipuladora entre padres e hijos…
  • La integración de polaridades y/o singularidades. Toda Constelación debería apuntar a la comprensión, el perdón, la compasión… el ánimo AHIMSA de no herir, de limpiar vínculos y sanear antiguas heridas (con uno mismo o con otros miembros)

Pero insisto, en mi opinión, no es herramienta accesible a cualquiera. Como tampoco lo es el Eneagrama que arriesga entonces a convertirse en un horóscopo de cháchara entre pedantes “conocedores del tema”.

El Eneagrama sólo entiendo que es útil en terapia a fin de disponer de una primera guía indagatoria a explorar.

Pero, en fin, ese es ya otro tema tal vez motivo de otro post.

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Foto de Khamkéo en Unsplash

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  1. Gracias Manuel por tu conocimiento. Constelar o no Constelar, esa es la cuestión.. Los entramados familiares que todos llevamos de mochila son golosinas, como tu bien apuntas, para todo tipo de terapeutas ,sin duda. A lo que hay que añadir el ‘fervor’ de los pacientes ( impacientes) que constelan como si fueran a comprarse una pirueta. Muchas veces he declinado constelaciones o por no sentir yo que estaba en el momento de hacerlas o porque he visto cómo algunes se lanzan sin preguntar nada… en la Ola de la new age todo vale mientras alargues procesos, cundas pánico para ganar adeptos o seas el mesías Constelador del año… Y luego pasa lonque pasa, todos al manicomio a ver quien esta más pa’ lla!
    Del eneagrama solo se que no se nada…pero si tiene un aire a la astrologia .. Gracias por ser siempre tan sincero!

    1. Mil gracias por tu comentario Esther. Ojalá sea el primero de muchos. Me encanta escucharte. Ya sabes que te tengo en mucha estima. Haces un trabajo tan intuitivo y genuino como estupendo. Cuantos pretenciosos licenciados no cuentan con tu alto nivel de sensibilidad y honestidad!!
      Gracias por seguir ahí Y FELICIDADES POR TU NUEVO LIBRO!!

  2. Comento.

    El descubrir el eneagrama a través de la explicaciones de Peña Chavarino, me ha hecho darme cuenta de uno de los motivos por el que vivimos de modo tan diferente ante circunstancias iguales.
    Siempre me ha costado entender a los otros, y ahora también, muchas reacciones las veía falsas, absurdas, incoherentes…ahora pienso que no las ven igual que yo porque su temperamento les hace ver las cosas de tal manera que les lleva a ese comportamiento. Para el que lo más importante sea que le quieran, no se comportará igual que aquel para los que lo más importante sea que no haya conflictos, o tenerlo todo bajo control, o ser admirados…bueno eso es lo que pienso cuando me pongo en modo razonable. En mi modo habitual sigo pensando lo que decía Obélix: “están locos estos romanos”

    En cuanto a la otra herramienta, lo de las constelaciones familiares…como nunca os he entendido cuando me habéis explicado de qué se trata, y ahora con el texto tampoco, me he ido a otras fuentes, para entender de qué se trata y para saber de Bert Hellinger.

    Creo que, más o menos, me he hecho una idea cuando lo he visto definido como un juego de rol. Todos, independientemente de las gafas que llevemos, vemos el mundo según nuestras experiencias, los que sienten que en su niñez les pasó x, y, z, sostienen que toda la humanidad tiene un trauma infantil con uno u otro origen.

    Entiendo que quien recurre a estas terapias es porque necesita arreglar algo en su vida, y por la impresión que he sacado, resolverlo haciendo esto de las constelaciones es estupendo para no asumir ninguna responsabilidad, y depositarla en ese familiar o mejor todavía, en ese antepasado al que no solo no se ha conocido, sino que incluso ni se había oído hablar de él.

    No es mágico, es cómodo y práctico. Y ¿cómo no va a tener gran predicamento en un mundo en el que casi nadie asume la responsabilidad de sus actos? En el que lo que se promueve es la comodidad, el mínimo esfuerzo, todo te lo llevamos a casa, en un clic…

    Si mis bisabuelos vivieron toda su vida en una aldea, o en un pueblo, o emigraron, o vivieron a cuerpo de rey, o cómo vivieron su niñez mis padres, si vivieron la guerra, en qué entorno, cómo pensaban sus padres y cómo la vivieron ellos, la relación que tuvieran con su sociedad, en qué trabajaron, si tuvieron familias grandes o pequeñas…todo eso está clarísimo que influye en nosotros, pero por cómo nos ha llegado a través de nuestro padres o abuelos, pero que hace quinientos años un antepasado diera un salto con pértiga o no lo diera, no me determina en modo alguno.

    La cuestión es, si más allá de la experiencia, ese como juego de rol, lo de constelar puede dañar. De todos modos somos unos consumidores voluntarios de tantas cosas dañinas, para el cuerpo y para el alma, que cada cual haga uso de su libre albedrío para ser realmente libre o para ser esclavo.

    A ver si quedamos pronto y charlamos cara a cara

    1. Mil gracias por tu generoso comentario Meri.
      Muy de acuerdo con lo que comentas del eneagrama, no así del las Constelaciones.
      Las Constelaciones no son un juego de rol ni una manera de “echar las culpas” a familiares ni a otros.
      Las Constelaciones según Bert Hellinger son un ejercicio interpretativo que aspira a generar explicaciones no siempre explicitas a creencias o comportamientos poco constructivos o saludables. No va de culpas sino de visiones alternativas a “películas” dramas o tragedias “que nos hemos contado o seguimos contándonos”
      ¿Ganas de quedar y charlar? Todas Veamos fechas.