La felicidad según Arthur C. Brooks
Hoy en día hay charlas y eventos por doquier, y muchos de ellos, al menos para mi personalmente, perfectamente prescindibles. Pero hay otros francamente inspirativos y que nos mueven a reflexionar.
Este es el caso de la reciente charla de Arthur C. Brooks en el Club Vida interior & Liderazgo de ESADE Alumni. Aunque el tema está muy manido, la relevancia de este me animó a la escucha activa.
Brooks nos dice que estadísticamente, la felicidad tiende a disminuir a lo largo de la edad adulta tocando fondo alrededor de los 50 años, cuando acontece aquello de la midlife crisis. Crisis de ideales confrontados por realidades que además parece irse adelantando en el tiempo, puesto que algunos treintañeros y no pocos cuarentones manifiestan ya serios síntomas de tal afección. Pero eso no es mala noticia, muy al contrario, porque de hecho supone un adelanto del punto de inflexión.
Abandonados los sueños y fantasías adolescentes, tras la crisis crece la conciencia, y con ella la diferenciación de dos grupos: quienes “deciden” concentrarse voluntariamente en aprovechar la vida lo mejor que se pueda, y quienes se dejan embargar por el desengaño.
De ahí la conclusión de Brooks en cuanto a que la felicidad es una habilidad que aprender y practicar, porque si bien hay que reconocer un importante componente genético, el margen de maniobra es aun tremendo. Eso nos abre la puerta a la gran pregunta ¿Qué podemos hacer para mejorar nuestro nivel medio de bienestar por encima de los avatares circunstanciales?
Mmm… el maestro nos señala tres puntales: el disfrute, la satisfacción y el propósito.
El disfrute del proceso: estamos aquí en prácticas, estamos madurando, disculpen quienes se molesten por ello.
La satisfacción por los pasos bien orientados. Satisfacción fruto del esfuerzo y que poco tiene que ver con la adicción al placer que exige cada vez una mayor dosis para idéntico regocijo.
Y el propósito que da sentido a nuestra vocación sea cual fuere esta, y que alimenta la convicción necesaria para no desfallecer al primer revés.
Todo lo cual descansa en ocho finales reflexiones:
- La felicidad no depende de la emoción sino del esfuerzo.
- Disfrute, satisfacción y propósito deben ir de la mano.
- Administra el placer de tal manera que no degenere en adicción.
- No dejes que el dolor (físico o emocional) se multiplique con el sufrimiento (mental)
- Deja hablar a tu cuerpo. Él nunca miente.
- Transita tus emociones. Dales merecido espacio. Gestiónalas, pero no las niegues ni reprimas.
- Busca tu particular camino a la trascendencia y conéctalo a la inmanencia.
- Recuerda que somos lo que transmitimos: Genética, Energía y Comunicación.
¿Felicidad? Voy a por ella. ¿Te vienes?
Leer este post es mirarme al espejo y preguntarme ¿si por más que lo lees y lo sabes por que no pones todo tu empeño, energia en practicarlo?
Gracias Manel es un buen post.
Gracias Xavi por hacer camino juntos.