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Top Ten Tips para hablar claro y sanear vínculo.

Diez años de aprendizajes resumidos en diez pequeños párrafos:

  1. No hables si no es estrictamente necesario. El silencio, el ralentizar la palabra, la respuesta, genera automáticamente un espacio para la emoción. La escucha empática atendiendo a la “musicalidad”, la energía y la fuente (mental, emocional o visceral) del discurso del otro resulta esencial para el entendimiento. Y sobre todo nunca, nunca, hay que caer en la tentación de rebatir nada importante en modo reactivo.
  2. Deja de quejarte y criticar. Si tú atacas, yo me defiendo. Repasar “trapitos sucios” sólo conduce al “Pues tú más”. Apunta siempre a futuro y en positivo. ¿Cuál es el objetivo último de este dialogo, de esta relación? Muéstrate totalmente dispuesto a alcanzar ese fin.
  3. Sonríe. Mírame. Llámame por mi nombre. No todos hablamos el mismo “idioma emocional”. El paralenguaje, la comunicación no verbal significa mucho más de lo que generalmente creemos. El otro no es tonto, no es idiota, no es odioso, es diferente. Lo que tú expresas no tiene porqué ser lo que al otro le llega, lo que el otro interpreta. Interésate por saber qué le puede llevar a “traducir” tu expresión en su comprensión. Por lo pronto imagina cual puede ser su prejuicio actual en relación a ti y tu necesidad de diálogo.
  4. Si no te preparas, prepárate para lo peor. Preparar una conversación pendiente, una conversación delicada o valiente, no significa sólo trabajar el contenido; la actitud, el tono, el momento y la oportunidad para que el diálogo serán claves para que el encuentro pueda ser un éxito. Ah! Y recuerda, no todo depende de ti. Tú puedes hacerlo inmejorablemente, pero si tu expectativa se aferra a que todo va a resultar un éxito inmediato, espera un fracaso. Olvida esa fantasía de omnipotencia. Tú sólo puedes aspirar a tu tranquilidad de conciencia por haber contribuido lo mejor que has sabido a limpiar vínculo y sanear la relación.
  5. Construye un buen contexto de seguridad. Habla desde el corazón. Expresa tus dificultades. Aclara lo que Sí y lo que No está en cuestión. Manifiesta estar abierto a toda sugerencia… Recuerda, nada como evidenciar nuestra vulnerabilidad para rebajar el muro de defensas que minan cualquier acuerdo.
  6. Preguntar no es faltar, sino amar. Trabajar tanto las preguntas de exploración horizontal sobre opciones a tantear, como las de indagación vertical sobre modos, maneras y concreción sobre lo expuesto es siempre buena idea. ¿A qué te refieres cuándo dices…? es una gran pregunta.
  7. Hechos son amores y no buenas razones. Los hechos, los datos son rincón seguro. Parte de ahí. Constata que estáis hablando de lo mismo. Admite si hay matizaciones o añadidos. No caigas en la tentación de “una verdad a medias”.
  8. Los sentimientos propios son irrebatibles. No tengas miedo a mostrar tus sentimientos en cuanto a los hechos consensuados. “Cuando tu dices/haces… yo me siento…” es frase clave llegados a este punto.
  9. Cambia el ¿Me entiendes? por el ¿No sé si me explico? La “herida” siempre es nuestra, el otro no hace más que toquetearla sin conciencia del dolor que ello conlleva. Eso implica asumir que la culpa no existe, sólo hay una responsabilidad compartida. Aprende a expresar tu NECESIDAD con tanto tacto como contacto.
  10. Sé asertivo. La claridad no tiene precio. Aprende a decir NO sin culpa ni rigidez y SÍ con entusiasmo y concreción. Si no somos rotundos en nuestra expresión sobre lo que queremos o necesitamos el remedio será `peor que la enfermedad. Y cuidado, esa es una enfermedad que tiende a hacerse crónica. ¿Sabes de qué te hablo?
  1. Foto de Volodymyr Hryshchenko en Unsplash

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  1. Hola Manuel del pasado,

    1.- No hables si no es estrictamente necesario. ¿te refieres a aquel del chiste que a los ocho años estando en la mesa con su familia habló por primera vez preguntando si le acercaban la sal, y entonces sus padres saltaron entusiasmados porque se dieron cuenta de que sí sabia hablar y le preguntaron el motivo de que no lo hubiera hecho hasta entonces y la respuesta es que hasta entonces todo estaba bien? Porque claro, ¿quién decide si es necesario o no? Te diré una cosa, yo sólo hablo cuando es estrictamente necesario, y eso ocurre continuamente, y desgraciadamente a veces no lo hago cuando es muy necesario porque no conozco a los que conversan, o piensan que su conversación es privada y podrían molestarse, aunque si la puedo oír, entonces privada no es.

    2.- Totalmente de acuerdo con este

    3.- Muy útil el tercero

    4.- Este es muy gracioso, voy pensando cómo irá la conversación, y ya a las primeras de cambio el otro se sale del guión y no dice lo que tenia yo previsto

    5.- Aquí te veo mal. Mi experiencia me dice que hay que prepararse para cualquier cosa evitando demostrar mi debilidad. Cuanta más serenidad y menos emocionalidad mejor

    6.- ¡Qué cierto! cuán a menudo entiendo mal lo que me dicen, o viceversa

    7.- Esto es esencial, hay que hablar de hechos, luego si se quiere se dice lo que el hecho ha supuesto para el otro o para uno, pero eso es accesorio, pues lo importante es el hecho. Yo no puedo controlar lo que sentirá el otro ni el otro lo que sentiré yo. Ahora estamos mucho con esta película de los ofendiditos, y es tan cansado

    8.- Bueno, no nos pasemos tampoco. El problema lo tiene el delicadito, que si le digo Buenos días se siente mal porque esperaba también un beso y un abrazo…

    9.- Afortunadamente la culpa sí existe, y reconocerla y por tanto tener la posibilidad de pedir perdón es absolutamente liberador, incluso aunque el otro no quiera perdonarte (y lo digo con conocimiento de causa). Me pregunto si parte de la angustia y ansiedad de nuestra sociedad no viene dada en parte por la negación de esta verdad.

    10.- Claro clarinete

    He llegado a este artículo desde el enlace de uno del futuro (mojarse), fíjate que no me había dado ni cuenta de que me lo había saltado

    1. Querida polemista.
      Hablar por hablar es un derroche inadmisible. Cuando la verborrea es insistente es porque la seguridad es inexistente.
      Serenidad y emocionalidad no están a mi entender reñidas. A no confundir sensibilidad con sobrexcitación letrada.
      El problema es bajo mi punto de vista el achacar al otro la culpa de algo en lo que yo sin duda tengo parte de responsabilidad. Mejor ocuparse de uno que preocuparse por el otro corrigiendo sus errores en lugar de los propios.
      En cualquier caso un placer debatir contigo. Abrazoo