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Déjate de historias. Cuenta, cuenta.

Mi experiencia escuchando a un buen número de impacientes me dice que la mayoría de las neurosis vienen de repetirnos una y otra vez la misma historia. El TOC Trastorno Obsesivo Compulsivo es tal vez el más común de los trastornos.

Pero ¿Cómo salir de ese bucle, infinita espiral de sufrimiento?

En mi opinión, la escucha empática es la vía más rápida para salirse del embrollo. Una escucha a la que el terapeuta está sin duda más entrenado, pero a la que no es ajeno el amigo sincero o el familiar más próximo. El único reparo sería que esa persona no esté ni directa ni indirectamente implicada en el asunto, algo que fácilmente olvidamos, puesto que quienes más nos influyen son a su vez quienes tenemos más a mano.

En cualquier caso, también es cierto que a veces con el relato no es suficiente. A la escucha empática hay que añadirle entonces la resonancia empática: un breve feed back de preguntas clave para hacernos replantear la historia. “Eso que tu describes ¿Podría reescribirse de otra manera, desde otro punto de vista?”

Los resultados de reescribir nuestras neuras (incluso de manera sutil, sin necesidad de aludir a ellas directamente sino de hacerlo de manera implícita y proyectiva) son asombrosos. Doy fe de ello.

Como prueba y aperitivo de mi nuevo taller sobre “Relatos atómicos de locuras, para ver si así lo curas” te propongo un pequeño ejercicio: Escribe en no más de cien palabras (límite importante) lo que más te preocupa, pero extrémalo, maximízalo, como si de una tragedia épica se tratara. No le busques un final, puede quedar abierto, o no, según surja.

Siéntete libre. Ríete de ti mism@ o llora tu desgracia, pero no dejes de escribir y pulir tu relato hasta que esas cien palabras brillen y corten como diamantes todas y cada una de ellas.

Si el coger el toro por los cuernos te resulta excesivo, prueba con un mosquito. Escribe (en máximo 100 palabras) como vives la experiencia de ser un mosquito sobrevolando al alba la habitación de tus padres, de tu pareja, de tu jefe, de tu principal enemigo. Escribe en primera persona y en presente. Déjate llevar por lo que surja. La espontaneidad prima sobre la preciosidad literaria.

Ah!! Y si me compartes tu escrito mandándomelo a info@texistencial.com te daré un feedback totalmente gratuito y confidencial, por si te sirve, por si así se nos cura un poco nuestra locura.

Foto de Noémi Macavei-Katócz en Unsplash

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